Una infancia difícil marcó su destino y ahora es uno de los mejores diseñadores industriales que brilla en Europa - LA NACION

2022-12-08 09:53:30 By : Mr. Jin Xu

“Yo sé lo que es ser el peor de la clase. Siempre”. Contundente, con una dosis altísima de resiliencia, uno de los mejores diseñadores argentinos revela lo mal que la pasó en la escuela primaria. Con una dislexia no diagnosticada, a Francisco Gómez Paz, flamante Premio Konex 2022 en la categoría Artes Visuales, le hacían bullying. Sus compañeros y hasta su maestra, que le pedía que leyera en voz alta intencionalmente. “Tuve una infancia muy sufrida, escondía el boletín para que mis padres no vieran las malas notas. Siempre fui el último”, dice tajante.

A veces los últimos son los primeros, y en el caso del diseñador industrial salteño que brilla en Europa, esta premisa se cumple a rajatabla.

Con un padre arquitecto y una mamá jueza, un matrimonio de profesionales brillantes, a Francisco le costaba encontrar el reconocimiento. Hasta que, en una prueba de Matemáticas, ya en la etapa secundaria, su desempeño fue tan relevante que la profesora lo felicitó en público por su buen nivel. “El único trabajo bueno es el de Francisco”, dijo la docente. “Pensé que se había incorporado un chico nuevo a la clase con el mismo nombre que yo”, recuerda el doble ganador del Compasso d’Oro, el equivalente al Oscar del diseño industrial que entrega la Asociación del Diseño Industrial Italiano (ADI).

Francisco atravesó esa etapa y guardó los recuerdos amargos en una carpeta personal. Hasta que lo citaron del colegio italiano de su hija para comentarle que habían detectado las mismas señales que dificultaron su lectoescritura durante la niñez. “En tres minutos armaron un dispositivo, la acompañaron y salió adelante”, cuenta sobre el camino recorrido por su hija, que hoy estudia diseño en Milán.

El diseñador pasó su infancia desarmando juguetes, sanos y nuevos en general, para armar otros. Hubo un invento, sin embargo, que fue clave para definir su vocación: un barco a vapor realizado con piezas de un auto a control remoto y un motor. “Ese día sentí la emoción de concretar un proyecto, de la imaginación a la realidad”, dice el autor de la silla Eutopia, Máster en Diseño Industrial por la Domus Academy. Graduado en la Universidad Nacional de Córdoba, craneó esta silla de apenas 1,8 kilos entre su laboratorio creativo con base en su Salta natal y los 13 mil kilómetros que lo separan de Milán, la usina industrial italiana donde consagró su carrera internacional.

Justamente en Córdoba transcurre la entrevista. Francisco volvió a caminar por las mismas calles céntricas que recorría para llegar a la universidad. Y allí, en el Centro Cultural UNC, pudo devolverle a su facultad un poquito de lo que aprendió: invitado por la III Bienal Córdoba Diseño, Francisco Gómez Paz intercambió puntos de vista con los jóvenes referentes de la nueva generación.

Fue en el marco de la presentación de los productos finalistas del Premio Asoma 2022 (Asociación del Mueble Argentino), donde probó sillas, abrió y cerró cajones, dio vuelta mesas e investigó los detalles constructivos de las nuevas voces emergentes. Los nuevos talentos, agradecidos por su devolución.

El viaje no fue casual. Cerró un círculo delineado por su propio derrotero a cinco años de una de las decisiones más importantes de su vida: volver a vivir, trabajar y producir, en y desde, su estudio-laboratorio salteño, después de su residencia de casi 20 años en Milán.

Con impronta local y proyección global el único argentino que integra la colección del ADI Design Museum, el nuevo museo de diseño italiano que alberga las tipologías históricas distinguidas por el Compasso d’Oro, repasó en Córdoba los hitos de su carrera. Con un público que aplaudió de pie su disertación en el teatro Real, el diseñador explicó las claves de la silla innovadora cuya semilla creció entre dos continentes.

En versión natural, negra o roja –ahora se viene un modelo realizado en cuero—la silla incluye tecnologías flexibles a partir del corte láser, impresión 3D y control numérico. No lleva tornillos ni clavos, y el encastre es su secreto. Por eso se inscribe dentro de los desarrollos de la revolución industrial 4.0. “Cuando la terminé de armar supuse que no iba a resistir. Y diseñé una máquina casera con brazo neumático para testearla, la sometimos a un peso de 100 kilos y 22 mil ciclos. Salí de mi zona de confort, puse todo en discusión. Logré mi propia utopía, la de hacer un producto de calidad en un contexto propio, no industrial”, plantea.

Eutopia (del griego “eu” –adecuado, bueno– y “topos” –lugar–) contribuye a la evolución del espacio doméstico que reinterpreta nuevas dinámicas familiares y paradigmas culturales. “La silla es un ícono que cumple con los rituales de comer, trabajar, producir o entretenerse. La problemática sigue siendo la misma, lo que se modifica son las soluciones”, dispara Gómez Paz.

De su catálogo de productos se destacan las luminarias. Sencillas y tecnológicas, livianas y delicadas. Entre otras, Mesh ganó el Best of the Best Red Dot Award (2016) por su entramado vanguardista de luces LED independientes que generan armonía en los espacios. “Mesh parte de la capacidad de descomposición espacial y de su distribución pensada para optimizar la difusión de la luz, pero, sobre todo, con la intención de dar independencia a cada uno de los puntos luminosos. Quería crear una lámpara con capacidad para gestionar la posición y la cantidad de la luz, un objeto flexible capaz de adaptarse al espacio y a las necesidades de quien la utilice”, señala el autor de otra luminaria consagrada con el Compasso d’Oro en 2011, la Hope, diseñada junto al italiano Paolo Rizzatto para la compañía Luceplan.

“La investigación que partió mediante la aplicación del principio de las lentes de Fresnel, nos permitió reproducir las mismas cualidades ópticas que un cristal brillante”, explica.

Otros premios cosechados son el Elle Decor International Award (EDIDA) y el German Design Award, ambos obtenidos por la luminaria Candela, que en 2016, revolucionó el mercado a partir de una tecnología disruptiva: la energía generada por el fuego de la llama. El sistema termoeléctrico alimentado por bioetanol, un combustible limpio, natural y renovable, llevó al dispositivo a un lugar destacado entre las novedades sustentables del momento. Y al diseñador industrial lo posicionó entre los profesionales preocupados por el cuidado del medioambiente.

En este sentido, otra de sus criaturas, la botella Solar Bottle, integra la colección de diseño del MoMA (Nueva York) y se distingue por purificar agua contaminada. Junto con Alberto Meda, el desarrollo apunta a que el envase de PET capte los rayos UVA al tiempo que la cara de aluminio los absorbe aumentando la temperatura y mejorando las condiciones de desinfección.

Ahora, el foco está puesto en un producto minimalista que se conocerá a fin de año. Se trata de África, una lámpara de escritorio cuya autonomía se la da el usuario que habita los nuevos escenarios colaborativos, donde los puestos de trabajo varían. Portable y con batería que garantiza 10 horas de luz, África se convertirá en uno de los hitos de 2023, auspicia el diseñador que en estos días protagoniza uno de los pases del año: de Luceplan, la firma italiana que lo consagró, a Vibia, la empresa española con la que realiza esta primera colaboración. “Amo los mecanismos de las lámparas de escritorio clásicas, la luz que se dirige al material sobre la mesa. Este abordaje suma a esa función inicial la posibilidad de llevar el dispositivo donde sea necesario”, afirma sobre la flamante luminaria recién lanzada al mercado internacional.

Hay un desarrollo que Gómez Paz atesora como revelador. El que lo ayudó a definir con una frase contundente que “el proyecto es un acto de fe”. Hablamos de Apero, una chaise lounge que surge al descubrir que un contexto “desfavorable y en plena crisis” también podía generar valor. Con Apero resignificó una técnica ancestral a pura intuición. La silla tradicional de monta salteña realizada en cuero crudo cosido sobre una estructura de acero llegó a las vidrieras europeas con una connotación clara.

“Por eso opté por la tipología del chaise lounge, me pareció una oportunidad para facilitar su aceptación en el Salón del Mueble de Milán, la plataforma que, gracias a una mujer increíble, Marva Griffin, me posicionó en el mercado”, comenta el diseñador industrial. Griffin, la “gurú” del diseño, fundó en 1997 el Salón Satélite, un espacio icónico dentro de la feria italiana dedicado a promover el contacto entre las promesas sub 35 y los popes de la industria.

Hace 21 años le dio la oportunidad de levantar la voz entre los talentos emergentes de todo el planeta. La especialista, curadora y mentora –Compasso d’Oro a la Trayectoria y Laurea Magistrale en Diseño por el Politécnico de Milán– supo que el salteño tenía mucho para dar. Y no se equivocó.

Contar una historia de innovación y destacar tecnologías sencillas, que dieron lugar a un resultado inesperado, es otro de los superpoderes del diseñador, en constante búsqueda de formatos “futuribles”.

“El único modo de generar algo nuevo es meterse en un universo desconocido. Y el proyecto es una herramienta hermosa para lograrlo. La tensión al futuro es el verdadero aporte social del diseño, esa pulsión es lo que nos sacó de las cavernas. Pero no es fácil conseguirlo porque está Saturno, que representa la energía contraria al cambio. Y el proyecto de diseño lucha constantemente contra Saturno. Por suerte tenemos un algoritmo innato que nos permite luchar. Hay que cultivar la paciencia”, concluye Francisco Gómez Paz, el niño disléxico que se superó a sí mismo desarmando juguetes, creando su propio lenguaje expresivo.

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